El espinosaurio Rubén se pierde en el bosque

Rubén estaba perdido en el bosque con sus amigos el anquilosaurio Roberto y el deinosuchus Alberto.

– Oye, estamos perdidos – dijo Roberto con voz de asustado.

– ¡No me digas! Pues yo quiero ir con mi mamá ovirraptor – berreó Rubén.

Nico, el gran zorro volador

Nico y sus dos hermanas, Adriana y Sol, se fueron al bosque a buscar un árbol donde construir una casa de madera con una hamaca para descansar. Querían irse de acampada, por eso llevaban sacos de dormir, crema para el sol, trajes de baño para bañarse en el río y comida para los 60 días que iba a durar su campamento. Además, llevaban patatas fritas para las cenas.

Dos conejitos muy listos o… un lobo muy ingenuo

Cuando entré en nuestra librería de cabecera y cayó en mis manos «¡Voy a comedte!«, no lo dudé ni un segundo, sabía que la historia iba a enganchar a Sergio tan rápido como a mí. Además, la editorial que lo publicaba ya era garantía de calidad.

Los ingredientes para la diversión estaban servidos: «¡un enorme y malvado lobo!» que no sabía pronunciar la «R» cuando hablaba. Un lobo que estaba muy hambriento pero que tenía más de ingenuo que de malvado. Y dos conejitos, uno blanco y otro rojo, que más listos que el hambre del lobo, supieron darle gato por liebre a éste.