Chinche sapo, ¡cuidado con el estanque!

Sergio lleva varios días queriendo escribir esta historia y hoy, por fin, lo ha conseguido. Los que sigáis las novedades del mercado editorial de la literatura infantil veréis cierto parecido con otra historia de un conocido y querido autor: José Carlos Román.

El caso es que desde que estuvimos, el pasado 18 de octubre, en uno de sus divertidos cuenta cuentos en Granada, la historia de ¡Cuidado con la charca! es recurrente en su día a día. Tanto es así, que ha querido hacer su propia versión. Lo más llamativo de todo es que este álbum no lo tenemos en casa. Por tanto, no lo ha vuelto a leer, pero recuerda perfectamente la estructura que sigue. La versión que hace sale de lo que retiene de ese instante (hace aproximadamente un mes). Ese día, José Carlos hizo una sesión triple de cuenta cuentos y, justo, compramos los otros dos títulos. A mí me maravilla que Sergio haga suyas las historias y las devuelva a su manera.

Y digo a su manera, porque quién conozca a Sergio identificará, en su versión, un sello de identidad muy particular. Todos y cada uno de los insectos que protagonizan la historia son reales. Si os cabe alguna duda, podéis buscarlos en Google. Yo los he buscado conforme los iba incorporando a su guión. Sé que no debería sorprenderme, pero no puedo evitarlo; sigue haciéndolo. Ahora mismo, uno de sus centros de interés son los insectos, animales y bichos raros de todo tipo. Y cuando eso pasa, unos detrás de otros,  van desfilando por sus historias.

Os dejo con lo verdaderamente importante 😉 Espero que disfrutéis tanto de la lectura como yo he disfrutado de los momentos de creación con Sergio.

Chinche sapo, ¡cuidado con el estanque!

Una chinche sapo iba hacia un estanque, tenía calor y quería bañarse. Después de pegarse un buen baño, quiso salir pero estaba demasiado lejos de la orilla. 

– ¡¡Socorrooo!! ¡¡auxiliooo!! Necesito ayuda – gritó la chinche sapo.

Entre las flores, había una chinche emboscadora que estaba escondida esperando a cazar alguna mosca. Cuando escuchó los gritos fue corriendo hacia el estanque y saltó al tiempo que gritaba:

– ¡Voy a salvarteee! ¡No te preocupes!

La chinche emboscadora nadó y nadó hasta que llegó donde estaba la chinche sapo. Pero llegó tan cansada que no pudo ayudarla.

Ahora, dos chinches estaban atrapadas en un estanque.

– ¡¡Socorrooo!! ¡¡auxiliooo!! Necesitamos ayuda – gritaron las dos chinches.

Los gritos llegaron hasta los oídos de una chinche damisela y una chinche plana que paseaban canturreando muy felices por el campo.

– Oye, ¿has oído eso? Parece que alguien necesita ayuda – dijo la chinche plana.

– Sí, lo he oído, parece que las voces vienen del estanque. Corre, vamos a ver qué es lo que pasa – respondió la chinche damisela.

Las dos chinches fueron tan corriendo hacia el estanque que se cayeron al agua sin darse cuenta.

Ahora, había cuatro chinches atrapadas en el estanque.

– ¡¡Socorrooo!! ¡¡auxiliooo!! Necesitamos ayuda – gritaron las cuatro chinches.

Todas, al mismo tiempo, comenzaron a llorar desesperadas. En ese momento, algo se movió debajo del agua. Una chinche de agua gigante salió, poco a poco, a la superficie y dijo:

– ¿Qué es ese llanterío? ¿por qué no paráis de llorar? ¿qué es lo que os pasa?

– ¡Buah, buah! ¡No sabemos cómo salir de aquí! ¡Nos vamos a ahogar!  – gritaron las cuatro chinches.

– ¿Y por eso estáis llorando? No os preocupéis, llamaré a mi amigo el escorpión de agua y entre los dos os sacaremos de aquí.

Así fue como la chinche sapo, la chinche emboscadora, la chinche plana y la chinche damisela salieron del estanque sanas y salvas y montaron una fiesta chinchosa para celebrarlo.

– La próxima vez no olvidéis bañaros con flotadores – gritó la chinche de agua gigante desde el estanque.

Y colorín colorado quien no sepa nadar, se puede ahogar.

Sergio Gómez Quintero y papá (15 de noviembre de 2019)

Deja un comentario